El sol apenas había arrojado su primer brillante rayo a través de las altas ventanas cuando Milva se despertó. La luz solar iluminaba las puertas del alto armario y la pequeña cama sin deshacer a su lado. Shani, como cada noche, se encontraba durmiendo en su cama, desnuda. La primera vez que ocurrió, se sorprendió pero no había forma de impedirlo –una vez cerró con llave la puerta de su habitación y se la encontró durmiendo en la puerta, helada– así que al final les pusieron a las dos en una misma habitación con una cama ancha y otra pequeña por si acaso. Tampoco era una molestia, la sorprendió sobretodo al levantarse ya que nunca se enteraba durante la noche, ella se metía en su cama y dormía en un rincón.
—Heh... Shani, ya es de día —dijo Milva mientras le daba unos golpecitos en la nariz— Hora de levantarse.
—Hmgh... lo sé, solo esperaba a que despertaras tú —murmuró Shani, en una clara mentira.
—Sabes que día es hoy, ¿Verdad? —le preguntó Milva mientras se envolvía con las sábanas para frenar el helado aire matinal.
—¿Domingo? —contestó Shani, ya se había levantado y vagaba desnuda por la habitación, seguramente buscando el armario.
—Sí, claro. ¿Nada mas? Hoy es Navidad, elfa zombie, y el armario está allí —señaló Milva.
—¿Navidad? ¿Tan pronto? —Shani abrió el armario y empezó a rebuscar— Hm... entonces deberíamos darnos prisa, Pequeña estará arrancándose las uñas de la espera... ¡Argh! ¿Cómo puedes tener tanta ropa aquí? Y además hay cosas que nunca has llevado.
—Yo me pregunto como puedes tener tan poca. —comentó Milva a la vez que se ponía un batín y se acercaba al armario— Aunque seguro que si pienso un poco saldrían muchas mas preguntas... Como... ¿No tienes frío yendo desnuda? Yo estoy helada...
El astro solar ya había ascendido los suficiente para sobresalir entre las altas montañas que circundaban la torre cuando las dos ya bajaron hacia la sala común. Como siempre, ella se había tomado su tiempo para vestirse y Shani la había estado presionando para que se diera prisa, lógicamente ella se lo había tomado con una fingida calma con tal de molestarla ligeramente, sonrió y entraron en la sala. Desde las escaleras vieron a Pequeña sentada, jugando con Shiznabel, y justo cuando llegaron hasta el árbol, entró Nephti acompañada por Ilesora Celeste, que había tomado la forma de una pequeña mariposa y hablaba desde el hombro de la Maestra.
—Buenos días, podéis ir abriendo los regalos ya, que me han informado que la comida estará lista pronto y deberíamos haber terminado para ese momento —dijo Nephti en tono solemne aunque nadie pareció darse mas prisa de la que se habría dado, un "pronto" de Nephti era algo muy relativo— Además, recordad que tras la cena podríamos seguir con la historia, aprovechando que estamos todos reunidos.
El fuego crepitaba frente el ancho sillón donde Shani se encontraba y ella observaba sus llamas danzar en el interior del hogar. Estiró las piernas y acarició con las plantas de los pies la gruesa alfombra circular en la que estaban situados los sillones –le gustaba hacer eso, sobretodo cuando llevaba medias como hoy–, desvió la mirada a su alrededor, Milva dormía acurrucada en el sillón de su lado, tenía un sueño fácil y ligeramente profundo, sonrió al verla dormir tan feliz como Pequeña que jugaba con sus regalos nuevos; al otro lado de la habitación, detrás del fuego y el hueco para las calderas, estaba el árbol y junto a él se encontraba Nephti y los demás profesores, tomando un café después de la comida y charlando. Volvió su mirada otra vez a las llamas y esperó.
—Bien, Shani, despierta a Milva e id volviendo a la mesa —dijo Nephti al cabo de un rato a la vez que se dirigía hacia Pequeña— Ahora subirán unas galletas y seguiremos con la historia...
—Yo me pregunto como puedes tener tan poca. —comentó Milva a la vez que se ponía un batín y se acercaba al armario— Aunque seguro que si pienso un poco saldrían muchas mas preguntas... Como... ¿No tienes frío yendo desnuda? Yo estoy helada...
El astro solar ya había ascendido los suficiente para sobresalir entre las altas montañas que circundaban la torre cuando las dos ya bajaron hacia la sala común. Como siempre, ella se había tomado su tiempo para vestirse y Shani la había estado presionando para que se diera prisa, lógicamente ella se lo había tomado con una fingida calma con tal de molestarla ligeramente, sonrió y entraron en la sala. Desde las escaleras vieron a Pequeña sentada, jugando con Shiznabel, y justo cuando llegaron hasta el árbol, entró Nephti acompañada por Ilesora Celeste, que había tomado la forma de una pequeña mariposa y hablaba desde el hombro de la Maestra.
—Buenos días, podéis ir abriendo los regalos ya, que me han informado que la comida estará lista pronto y deberíamos haber terminado para ese momento —dijo Nephti en tono solemne aunque nadie pareció darse mas prisa de la que se habría dado, un "pronto" de Nephti era algo muy relativo— Además, recordad que tras la cena podríamos seguir con la historia, aprovechando que estamos todos reunidos.
El fuego crepitaba frente el ancho sillón donde Shani se encontraba y ella observaba sus llamas danzar en el interior del hogar. Estiró las piernas y acarició con las plantas de los pies la gruesa alfombra circular en la que estaban situados los sillones –le gustaba hacer eso, sobretodo cuando llevaba medias como hoy–, desvió la mirada a su alrededor, Milva dormía acurrucada en el sillón de su lado, tenía un sueño fácil y ligeramente profundo, sonrió al verla dormir tan feliz como Pequeña que jugaba con sus regalos nuevos; al otro lado de la habitación, detrás del fuego y el hueco para las calderas, estaba el árbol y junto a él se encontraba Nephti y los demás profesores, tomando un café después de la comida y charlando. Volvió su mirada otra vez a las llamas y esperó.
—Bien, Shani, despierta a Milva e id volviendo a la mesa —dijo Nephti al cabo de un rato a la vez que se dirigía hacia Pequeña— Ahora subirán unas galletas y seguiremos con la historia...