dimecres, 15 de febrer del 2012

Capítulo III: La hoja aromática (1)

  Verlan seguía el ya mecánico proceso de tallar una rama de un árbol  y pulirla hasta darle la forma deseada, esta vez la rama era de un eucaliptos que habían encontrado junto otros de los suyos hace unos días y le había intrigado la flexibilidad de la madera de esos árboles. Nunca se había interesado demasiado por la madera flexible, era difícil de tallar, de crear figuras elaboradas que no fueran simples relieves y cuando se secaba se endurecía demasiado, o esa era la experiencia que tenía en sus anteriores intentos. Pero esta vez no quería tallar ninguna figurilla sino que intentaba crear algo parecido a una espada de una sola pieza para entrenar, sería interesante el uso de la flexibilidad de dicha madera y donde se encontraban actualmente no veía nada mas que pudiera usar. Se frotó la cuidada barba de tres puntas –tradicional en Rilbur, de dónde provenia, y sobretodo en las tierras mas cercanas al norte y el caluroso Alioth, aunque tampoco es que Rilbur fuera muy fresco con sus extensas praderas que se volvían llanuras interminables con una vegetación baja y tostada por el sol–, estiró cada una de ellas y las enroscó levemente para que se mantuvieran así, normalmente se las untaría para que estuvieran bien rígidas y relucientes pero no estaba en condiciones de gastar lo poco que le quedaba. Levantó la mano del vello facial y observó a la muchacha que apilaba algunas ramas secas para encender el fuego.

  —Cuando termines con eso entrenaremos un poco. He terminado de hacerte esta espada con la madera que cogí y creo que te irá bien

  Los grandes y verdes ojos de la muchacha relucieron como esmeraldas al oír el comentario y le sonrió, aunque también el fuego acababa de encenderse.

  —Esta vez conseguiré darte, ya lo verás —comentó ella—. Aunque sea lanzándote la espada a la cabeza.

  Últimamente solo entrenar y hablar sobre eso le interesaba, el resto del día se mantenía callada cuando avanzaban por los páramos y los bosquecitos dispersos. Él lo entendía totalmente, nadie debería pasar por eso a su edad, ni en la suya tampoco, pero él estaba mas preparado al menos, no como la jovencita. Un motín entre sus propios hombres era una de las peores pesadillas de muchos capitanes y todo aquel que tuviera que dar ordenes, eso incluso en los mas expertos, y ella no había tenido ni unas semanas de experiencia. Eran malos tiempos, por eso cuando ella le propuso que le enseñara a luchar como él no pudo negarse, al principio fue un poco reticente con la idea, pero cuando se dieron cuenta que se habían perdido –gracias a él y sus pésimas dotes de orientación–, decidió que sería una buena forma de usar el tiempo. Al menos ahora sabían dónde estaban, aunque seguían sin saber hacia dónde iban.

  —Oh, sí. Estoy seguro que me darías si así lo desearas, pero eso significaría que tendría que empezar a luchar en serio contigo después de que me humillaras de tal forma. —se puso de cuatro patas, arqueó la espalda y bufó como un felino arrinconado—. No quieres verme luchando en serio, Liaele

  Rieron durante un rato mientras ella acababa de encender el fuego para que durara y él pulía la espada de eucalipto. Se la lanzó y empezaron los golpes. Ella no era mala luchadora –resultaba que había entrenado con su hermano, que siempre había querido ser soldado, cuando eran pequeños y lo habían seguido haciendo cuando finalmente se unió a las guardia de Taixel– tenía unos buenos instintos, pero carecía de entrenamiento formal, sus reflejos no eran suficientemente rápidos y se distraía con facilidad.


  —Y así os presento la situación actual de Liaele, luego seguiremos con los otros y vosotras dos, Milva y Shani, tendréis que escoger a uno de ellos para seguir la historia. Os acabaré de relatar un poco mas su situación cuando lo escojáis y el que quede lo continuaré yo misma —aclaró Nephti mientras despedía a las chicas— Bien, mañana presentaré la de Gaevlien y luego a Faenn, de momento id pensando como seguiréis y recordad todo lo que os he enseñado.




<Capítulo II | Siguiente>

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada