dimarts, 25 d’octubre del 2011

Prólogo: Cuenta la leyenda.

  —Vamos, pequeña, es hora de dormir —dijo cariñosamente la mujer.

  —¡Ya soy mayor! —se quejó la pequeña—. Además aún no es de noche... ¿Podrías contarme un cuento?

  —Creía que los cuentos eran para las niñas pequeñas y tu ya eres ya tan adulta...

  —¡No! Eh... espera. —cortó la pequeña—. Era... solo... ¡Por aprovechar la luz del día! —sonrió satisfecha de su respuesta.

  —Ah, pues entonces que así sea. ¿Alguna preferencia?

  —¡Que tenga grandes y apuestos caballeros! Y... ¡Princesas en apuros!¡Muchas aventuras! Quiero... la mejor historia del mundo, señora Nephti —exclamó emocionada la pequeña.

  —La mejor historia... eso tendrás que decidir tú. Bien, cuenta la leyenda que en un mundo muy diferente al nuestro pero a la vez similar había un gran guerrero, o eso decían, quizás fuera una mujer...



"Blandía un masivo martillo que él mismo forjó en una fragua abismal, 
el martillo de Nef se llamaba, y con él aplastaba sus adversarios junto su fuerza colosal.
Imponente era y castaña barba portaba, trenzada con bronce fundido,
su rostro cobrizo brillaba junto su melena, su presencia desalentaba al mas aguerrido.
¡Androhil se llamaba y de la tierra salió para...!"

  —¡Borracho! —gritó un hombre al juglar—. Todo el mundo sabe que el gran Androhil no era así, primero era rubio y el mejor arquero de todos los reinos ¿Cómo iba un arquero a luchar con un martillo?

  —¡Eso!¡Este juglar es un vendido de Tidrim! —aulló la masa borracha de la taberna.

  —No les hagas caso, jovencito —murmuró un alto hombre de melena cenicienta a su hijo—. Todos sabemos que el gran Androhil era de Isnd y por eso era bello, apuesto y liberó el mundo gracias a sus dotes de seducción y diplomacia.


  —"Androhil era el mejor estratega, el mas grande de los guerreros, con su mente, un escudo y su lanza, se levantó contra el Imperio y trajo al pueblo con él, desde el mas simple campesino de los ahora ocho reinos, luchó por nuestra libertad y así el abusivo poder del Imperio terminó y nacieron los reinos. Pero él seguía siendo un guerrero, se quedó en las tierras fronterizas para defender lo que había liberado del mal proveniente de mas allá de las Tierras funestas". Eso dijo el Primer General de Alioth a su hijo según sus memorias. —dijo la institutriz a la vez que dejaba el libro en la mesita de noche— Aquí decimos que Androhil el libertador era totalmente diferente, pero si has escuchado atentamente la historia subyacente verás que es la misma, aquí, en Kaff o en Atira, él nos liberó del Imperio y creó los ocho reinos. Bien, ¿en qué año fue eso, jovencita?

  —¿eh? ¿1702?

  —Estamos en el año 1253, señorita, ¿O se refiere al 1702 antes de la Helada? ¿Acaso no me estaba escuchando?

  —Yo... —dijo la joven buscando con la mirada alguna respuesta.

  —Bien, ya tiene algo que hacer con ese tiempo que tanto le sobra, señorita Liaele, le dejo aquí el libro para que se lo lea y ya me responderá. Ah, y no cenará hasta que tenga esa respuesta.

  —¡No...! —se quejó Liaele a la vez que veía salir a la institutriz de su cambra.



  —Bien, ¿Qué te ha parecido la historia?

  —¡Horrible! Digo, perdón, no me ha gustado —respondió la pequeña a Nephti—. Y... ¿Ya ha acabado? Yo quería saber que le pasaba a la señorita Liaele...

  —Otro día será, otro día —dijo Nephti a la vez que dejaba a la pequeña para que durmiera.


Capítulo I>

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